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¿Qué enseña más: el error o el éxito? Una reflexión necesaria para equipos y organizaciones ágiles y no ágiles

En las conversaciones sobre aprendizaje, mejora continua y cultura ágil solemos recurrir a una frase tan repetida como poco examinada: “se aprende más del error que del éxito”. La escuchamos en retrospectivas, en charlas, en formaciones y en conversaciones informales entre equipos. Y, sin embargo, ¿es realmente cierto? ¿O estamos simplificando algo mucho más complejo?

En Agile Spain queremos invitar a una reflexión diferente. No para negar el valor del error —que lo tiene y mucho—, sino para cuestionar la narrativa simplificada que, en ocasiones, nos impide ver el cuadro completo. Porque tanto el error como el éxito pueden ser maestros poderosos… cuando sabemos escucharlos.

1. El error: un espejo incómodo pero revelador

Los errores destacan. Duelen. Activan conversaciones difíciles. Llaman nuestra atención porque rompen expectativas y generan fricción. En ese sentido, sí: el error es un catalizador de aprendizaje.

Un error bien tratado puede enseñarnos:

  • Qué supuestos eran incorrectos.
  • Dónde se rompen nuestros procesos.
  • Qué dinámicas del equipo necesitan cuidado.
  • Qué riesgos no habíamos visto venir.
  • Qué información ignoramos o minimizamos.

El error es un espejo, a veces incómodo, que nos obliga a observar aquello que normalmente pasaría desapercibido. Pero no es el error en sí lo que enseña, sino lo que hacemos con él.

Un error puede generar crecimiento, pero también puede generar miedo. Puede impulsar reflexión o alimentar culpas. Puede convertirse en un punto de inflexión o en un freno silencioso.

En culturas donde los errores se castigan, se esconden o se ridiculizan, aprender de ellos se vuelve prácticamente imposible.

Conclusión: el error enseña… pero solo cuando hay seguridad psicológica, respeto y un liderazgo que convierte el fallo en oportunidad, no en arma.

2. ¿Y el éxito? El gran olvidado

Paradójicamente, celebramos el éxito… pero rara vez lo estudiamos. Nos conformamos con que algo haya salido bien, sin preguntarnos por qué, sin entender qué funcionó, sin diseccionar los ingredientes que hicieron posible ese resultado.

El éxito tiene un potencial de aprendizaje enorme que a menudo desperdiciamos:

  • Nos muestra qué patrones funcionan.
  • Revela decisiones acertadas del equipo.
  • Indica dónde hay fortalezas que podríamos escalar.
  • Permite identificar buenas prácticas emergentes.
  • Refuerza la confianza y la motivación.

En entornos ágiles, donde iteramos constantemente, comprender qué nos lleva al éxito es tan vital como entender qué provoca el error.

Pensemos en un equipo que logra entregar valor de manera sostenida durante varios meses. No suele analizarse con el mismo detalle que cuando algo va mal. Sin embargo, las claves del rendimiento excepcional del equipo están ahí: en sus rituales, en sus microdecisiones, en los comportamientos que se refuerzan mutuamente.

El éxito, cuando se estudia, ilumina caminos replicables, patrones positivos y dinámicas que pueden convertirse en ventaja organizativa.

3. El aprendizaje real ocurre en la reflexión, no en el resultado

Ni el error ni el éxito enseñan por sí solos. Lo que enseña es la reflexión que hacemos sobre ellos.

Aprendemos cuando:

  • detenemos la acción,
  • observamos el proceso,
  • escuchamos distintas perspectivas,
  • analizamos consecuencias,
  • cuestionamos supuestos,
  • y exploramos alternativas posibles.

Esta es la esencia de las retrospectivas ágiles, de los ciclos inspect-adapt y del aprendizaje continuo. Pero muchas veces reducimos este ejercicio a revisar “lo negativo”. Y ahí perdemos la mitad del mapa.

Las preguntas que generan aprendizaje profundo son válidas tanto para éxitos como para errores:

  • ¿Qué decisiones tomamos y por qué?
  • ¿Qué señales anticipaban el resultado?
  • ¿Qué hicimos como equipo que favoreció (o perjudicó) el proceso?
  • ¿Qué repetiríamos? ¿Qué cambiaríamos?
  • ¿Qué haríamos si volviéramos a enfrentarnos a este reto?

La reflexión es el puente entre la experiencia y el aprendizaje. Sin reflexión, un error se convierte en ruido. Y un éxito, en casualidad.

4. La trampa del sesgo: cuando creemos que aprendemos, pero no es así

Tanto los errores como los éxitos pueden engañarnos.

  • Un error puede parecer causado por una mala decisión… cuando en realidad fue azar.
  • Un éxito puede parecer mérito del proceso… cuando fue solo suerte o contexto favorable.

Es el famoso sesgo de supervivencia: estudiamos lo que salió bien o mal sin tener en cuenta todo lo que no vemos.

Por eso, el aprendizaje requiere humildad, evidencia, datos, observación continua y la capacidad de aceptar que nuestras primeras conclusiones suelen ser incompletas.

Un equipo ágil maduro no se queda en “fallamos porque X”.  Se pregunta: “¿cómo sabemos que fue por X?”. Y hace lo mismo con el éxito.

5. ¿Qué enseña más? La respuesta quizá no es A o B

La pregunta “¿qué enseña más, el error o el éxito?” puede ser un falso dilema.

La verdadera pregunta podría ser:

“¿Qué hacemos como equipo para aprender de todo lo que nos ocurre?”

Si miramos desde esta perspectiva:

  • No se trata de fallar más.
  • No se trata de acertar más.
  • Se trata de aprender más, de manera intencional, consciente y honesta.

Un equipo que solo analiza errores se vuelve reactivo.
Un equipo que solo celebra éxitos se vuelve complaciente.
Un equipo que reflexiona sobre ambos desarrolla antifragilidad: crece con el caos, se adapta a lo inesperado y convierte cada experiencia en una oportunidad.

6. Una invitación a la autoreflexión

Como comunidad ágil, nos hacemos esta pregunta porque sabemos que el aprendizaje es el verdadero motor del cambio.

Te invitamos a una triple reflexión:

  • ¿Tu equipo solo revisa los errores o también analiza lo que sale bien?
  • ¿Existe la seguridad necesaria para hablar honestamente de ambos?
  • ¿Qué práctica podríais introducir esta semana para aprender de forma más completa?

Porque quizá la cuestión no sea elegir entre error o éxito… Sino construir culturas donde ambos se conviertan en maestros.

Y ahora, abrimos debate

👀 En tu experiencia, qué ha enseñado más a tu equipo: un error que dolió… o un éxito que os sorprendió?

¿Y qué os ayudó realmente a aprender de cada uno?

Te leemos.

 

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