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¿Es el “coach ágil” un rol en extinción?

En los últimos años, el rol de Agile Coach ha vivido momentos de gran expansión. Muchas organizaciones en plena transformación ágil lo consideraban imprescindible: una figura capaz de acompañar a equipos, líderes y estructuras en la transición hacia nuevas formas de trabajo. Sin embargo, recientemente se observa un cambio. Algunas compañías han reducido, reconvertido o incluso eliminado este rol de sus estructuras.

La pregunta surge de manera inevitable: ¿estamos ante un cambio de ciclo para el coaching ágil o simplemente asistimos a una redefinición del rol?

Este debate no es nuevo, pero se vuelve más relevante a medida que la agilidad madura y se expande en distintos sectores. La percepción sobre el valor que aporta un Agile Coach varía según el contexto, el momento de la organización y las expectativas que se depositan en esta figura.

El valor histórico del Agile Coach

Cuando las organizaciones comenzaron a explorar la agilidad, el Agile Coach fue visto como un catalizador del cambio. Alguien con experiencia transversal en marcos, prácticas y cultura ágil que ayudaba a:

  • Guiar a los equipos en la adopción de Scrum, Kanban u otros métodos. 
  • Facilitar la reflexión y el aprendizaje continuo. 
  • Impulsar conversaciones difíciles en torno a liderazgo, colaboración y confianza. 
  • Conectar la estrategia de la organización con las dinámicas del día a día.

En muchos casos, esta figura se convirtió en un puente entre la dirección y los equipos, acompañando a ambos lados en un terreno desconocido.

La percepción actual: ¿lujo, necesidad o redundancia?

Hoy, algunas organizaciones cuestionan el retorno de inversión de mantener Agile Coaches. Varias razones explican este fenómeno:

  1. Madurez de los equipos: Tras años de práctica, algunos equipos ya dominan las ceremonias, métricas y dinámicas básicas. Esto lleva a pensar que pueden autogestionarse sin una figura de acompañamiento externo. 
  2. Recortes presupuestarios: En contextos de incertidumbre económica, ciertos roles percibidos como “indirectos” son los primeros en ser revisados. 
  3. Confusión de expectativas: No siempre está claro si un Agile Coach debe centrarse en equipos, liderazgo, estrategia, cultura o todo a la vez. Esta ambigüedad puede diluir su impacto. 
  4. Emergencia de nuevos roles: La popularidad de figuras como Product Coaches, Enterprise Coaches o incluso Team Facilitators ha fragmentado y especializado el campo.

Esto abre un dilema: ¿ha perdido vigencia el Agile Coach o estamos evolucionando hacia roles más ajustados a necesidades específicas?

¿Un rol en extinción o en transformación?

El coaching ágil podría no estar desapareciendo, sino redefiniéndose. Algunos posibles escenarios de evolución son:

  • Del equipo al sistema: Más allá de acompañar a un equipo concreto, apoyar a toda la organización como sistema complejo que requiere coordinación, gobernanza adaptativa y alineamiento cultural. 
  • De metodologías a propósito: Pasar de enseñar marcos de trabajo a facilitar conversaciones sobre el “para qué” de la organización, su impacto y su sostenibilidad. 
  • De formador a espejo: Dejar de ser un “experto que enseña” para convertirse en un “espejo” que refleja patrones, bloqueos y oportunidades de mejora. 
  • De coach a partner estratégico: Acompañar a la dirección y a RR. HH. en la evolución de estructuras, incentivos y formas de liderazgo que favorezcan la agilidad.

Las preguntas clave para el debate

Más allá de definiciones, la verdadera riqueza está en las conversaciones que este tema genera dentro de las comunidades ágiles. Algunas preguntas abiertas que pueden ayudar a nutrir el debate son:

  • ¿Qué aporta hoy un Agile Coach que no pueda hacer el propio equipo?
    Si los equipos son cada vez más maduros, ¿sigue siendo necesario un acompañamiento externo o bastan figuras internas como Scrum Masters o líderes técnicos? 
  • ¿Cuál debería ser la evolución del rol?
    ¿Hacia la especialización (Product Coach, Enterprise Coach, etc.) o hacia un rol más transversal que conecte personas, estrategia y cultura? 
  • ¿Qué riesgos tiene eliminar esta figura?
    ¿Puede una organización caer en el “teatro ágil” si prescinde de una mirada crítica y externa? 
  • ¿Qué competencias debe reforzar un Agile Coach para ser relevante en 2025 y más allá?
    ¿Más conocimiento técnico? ¿Más habilidades de facilitación sistémica? ¿Más visión estratégica?

Una oportunidad para repensar juntos

Quizá la pregunta no sea tanto si el rol está en extinción, sino qué necesitamos hoy de quienes acompañan la agilidad en las organizaciones. En lugar de dar por muerto el coaching ágil, podría ser más útil preguntarnos qué formas de acompañamiento siguen siendo relevantes y cuáles necesitan transformarse.

La historia de la agilidad nos muestra que los roles no desaparecen del todo: se adaptan, cambian de nombre o evolucionan según las necesidades del momento. Lo que hoy se cuestiona puede mañana renacer con otro enfoque.

En cualquier caso, este debate es una oportunidad para que las comunidades ágiles compartan experiencias, casos de éxito y aprendizajes. Solo así podremos entender si estamos ante el final de una etapa o el inicio de otra.

💬 Y tú, ¿qué piensas?

  • ¿Estamos viendo la desaparición del Agile Coach o su transformación hacia algo nuevo?
  • ¿Qué papel crees que jugará en los próximos años dentro de la agilidad organizacional?

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